Cebollas y Dulces


Erika y Federico son una pareja de casados con una hermosa bebé llamada Ruby.
Viven en un modesto apartamento ubicado en el centro de una ciudad que lleva
por nombre «Santa Rita».
El duo de enamorados trabaja desde casa, manejando un muy exitoso negocio dedicado a la venta
de tortas.
Erika se encarga de elaborar los deliciosos pasteles mientras que Federico
administra los pedidos realizados por los clientes a través de Internet.
Desde que la pequeña Ruby nació hace un mes, Federico siempre se ha ofrecido
lleno de furor quedarse en casa cuidando a la bebé, mientras su esposa
sale a comprar los articulos para la elaboración de las tortas.
Apesar de que muchas veces a Erika le ha parecido extraño este comportamiento
por parte de su esposo, nunca le ha presentado queja alguna a Federico por esto.
Durante dos semanas seguidas, la pareja ha logrado vender númerosas tortas, por lo que
Erika ha decidido salir hoy a comprar los productos necesarios para abastecer
el inventario del negocio.
Antes de que Erika abandonara el apartamento, Federico le pregunta cuanto tiempo
considera ella que se va a tardar en las diligencias.
«Creo que alrededor de dos horas, cariño»
le contesta Erika a su esposo, quién le sopla un beso desde una silla reclinable.
Pasan dos horas y Erika regresa al apartamento con diversas bolsas llenas de los
productos que ha comprado.
«Dios, cada vez está más costoso todo!»
exclama Erika a su esposo, quién le contesta con una risa nerviosa.
«Te pasa algo cariño? Te noto extraño!»
cuestiona Erika a Federico, quién le responda en voz baja que no le ocurre nada.
«Ruby duerme tranquilamente, querida. No has preguntado por ella!»
le expresa con una voz quebrantada y envuelta en nerviosismo, Federico a su esposa.
«Oh Dios! mi hija, que mala madre soy! Vengo con tantas cosas en la mente.Voy a verla!»
le contesta con una voz repleta de pena y angustia, Erika a su esposo.
«Que bella te ves durmiendo mi Ruby. Tu mami te adora mucho!»
le dice con tono lleno de ternura, Erika a su hija.
«Voy a jugar un rato Candy Crush en la laptop de Federico mientras duermes mi bebita!»
expresa Erika envuelta en emoción.
«Umm… Que contendrá esta carpeta llamada Cebollas y Dulces?»
se pregunta Erika llena de curiosidad.
«Mi Rubytaaaaaaaaaaa! Dios miooooo que es esto?»
gita Erika a todo pulmón y con el corazón a millón, al ver el contenido de dicha carpeta.
Federico se acerca a la habitación y le suplica de rodillas a Erika:
«Perdoname mi vida! Te lo ruego!»
Con voz amezanante, Erika le responde a su esposo:
«Dile adios a tu vida Federico! No mereces vivir!»
le grita Erika a su esposo, mientras corre a la cocina en busca de un
cuchillo para dejar sin vida a su esposo.

Gracias por leer el relato. Deje un comentario, con gusto le responderé 🙂

2 comentarios en “Cebollas y Dulces

  1. Con el mismo entusiasmo y la misma honestidad que elogié lo logrado en «Lágrimas de cenizas», voy a quejarme tanto de este relato como de «Una mala calificación». Bueno, en realidad, más que quejarme es señalar por qué no me gustan: los siento forzados. La fluidez que me gustó tanto en el otro, en estos desaparece, no hay tensión, la tragedia se hace explícita por que sí. Hay, y eso sí debo reconocerlo, una idea trágica y fuerte en ambos: el homicidio accidental del hijo, la pedofilia del padre. Son temas muy fuertes, muy pesados, que en la narración se reducen a la anécdota. Cuál es el problema de eso: que como lector no siento el drama, lo leo, lo entiendo, sí, pero no lo siento.

    Hagan que sienta el drama, así como sentí la angustia del niño que se queja porque no vieron su dibujo.

    Seguiré pendiente, a escribir se aprende escribiendo y es un proceso muy largo, de paciencia.

    Un abrazo.

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